Estoy contenta....

¡y lo quiero decir!
Si, estoy contenta, estoy viviendo una buena etapa... ya no tengo que correr de aquí para allá, todo finalmente se esta asentando para mí. Justo hace unos momentos me puse a ver algunas fotos de los últimos 5 años. Este mes renové mi pasaporte... esa libretita verde que me llevó de aquí para allá. Y mi cabeza empieza a pensar hacia atrás y ver hacia adelante ¡qué afortunada soy!
No todo ha sido miel sobre ojuelas, pero en un buen balance general ¡todo ha valido la pena!. Hace 6 meses que entré a trabajar ¡al fin! con papeles y residencia resueltos, gracias a este trabajo he viajado varias veces, me han aumentado el sueldo en dos ocasiones (algo excepcional en los tiempos que corren). Mi casa empieza a llenarse de cosas seleccionadas que hablen de una historia de pareja; al principio de cada mes juntamos los sueldos, pagamos las cuentas y pensamos ¿qué compramos? ¿qué necesitamos?
A veces a plazos, a veces de contado... No son las cosas que se compran, es por qué se compran, cuándo, con qué y con quién. He vuelto a sentirme una mujer independiente, que pisa fuerte profesionalmente y es reconocida. Voy por la calle y sonrío, miro la ventana y sonrío. Los primeros calores empiezan a sentirse, el sol sale más temprano y con él me levanto. Me gusta dormir con la persiana abierta para sentir los primeros rayos de luz que prometen un buen día.
Salgo de la cama, cierro la puerta despacito para no despertar a Jorge, voy a la cocina y me preparo un café. Salgo a la terraza y riego las plantas ¡me encanta el olor a tierra mojada por la mañana! me asomo a la calle y veo a los que salen a caminar, a trabajar, a la escuela. Me gusta mirarlos, me gusta imaginar qué vidas serán las suyas. La mañana es fresca pero no fría y el sol se deja sentir sobre mis hombros. Me visto, linda pero cómoda; me gustan mucho los accesorios.
Me gusta mirarme al espejo varias veces al día, incluso me gusta ver aquello con lo que no me siento muy cómoda (ejem!). Salgo rumbo al trabajo, sólo 3 cuadras y una plaza me separan de él (muéranse de envidia en el DF!), empiezan a llegar los alumnos con sus necesidades, charlamos, todos son adultos que se fueron postergando y ahora se dan la oportunidad de terminar una carrera y yo ¡estoy para ayudarlos! Llego a casa a la una, y pienso qué puedo cocinar, abro todas las ventanas, ordeno un poco, vuelvo a mirar por la terraza a la gente que pasa por ahí; prendo el primer cigarro del día mientras decido el menú del día, estoy descubriendo que me gusta cocinar para alguien -si, apenas ahora!-
Por la tarde vuelvo al trabajo, depende el día, sólo voy a la oficina o también voy al taller. Los días del taller me preparo para llevar la cabeza más tranquila y el corazón de niña, juego mucho con los chicos, a veces nos sentamos en el piso y alguno de ellos (o todos!) sobre mi regazo y empezamos a leer... Los martes los nenes son aún chiquitos y estan aprendiendo sus primeras letras así que es preciso que sea yo la voz cantante ¡ay como me río por dios santo!; los jueves es otra cosa, los niños son más grandes y ya llevan más de un año conmigo, lo que hacen es más elaborado, las consignas y lecturas más agudas y concretas, puedo ver su evolución, puedo ver lo que han crecido ¡uf!
Según el día llego a casa entre las 8:30 y las 9:05, Jorge y yo hemos adopato la buena costumbre de salir a caminar, mientras caminamos vamos charlando distendidos de lo que fué nuestro día, de las trabas y logros, de las preocupaciones y las alegrías; enumeramos los pendientes y buscamos la forma de solucionarlos. Según se acerca el viernes vamos planeando nuestro fin de semana. Nada muy elaborado, visitar amigos, a veces escaparnos a una montaña cercana (no muy lejos porque no tenemos auto), o simplemente quedarnos en casa haciando talacha (adoro la talacha hogareña!).
Los fines de semana son largos y tranquilos, a veces salta alguna que otra discusión (fállale con mi genio...), llaman mis padres; Jorge toca la guitarra y yo leo, Jorge lee y yo... bueno, bueno la guitarra no se hizo para mis manitas!!! jajaja. Si, estoy contenta, estoy en un momento en el que no me falta nada, tengo todo por lo que luché; estoy buscando una buena maestría, me gustaría volver a dar clases en la universidad y si ¿por qué no? quizá ir haciéndole las patitas a un futuro Capello -dios dirá-
Si, estoy contenta ¡y lo quiero decir!
Lucero*
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